domingo, 6 de marzo de 2011

Horas

8:00-8:47

Eneko. Amaneció con la misma canción de cada día. Apagó el despertador con el puño cerrado y se cubrió la cara con la almohada. Pasados quince minutos, su madre susurraba suavemente su nombre. Él se desperezó con lentitud, como si salir de su cama le costara la vida. En cuanto se quedó solo, salió de debajo de las sábanas y se puso en pie.

Miguel. Cogió su móvil y subió el volumen de la música. Le pareció escuchar a su padre desde la cocina quejándose. Mientras se peinaba, empezó a juguetear con las notas de la canción, acompañándola con beatbox. Después de afeitarse y ponerse esa camiseta con más años que él, salió del baño. Su hermana le dió un puñetazo cariñoso y se metió a arreglarse. Cuando pasó por delante de su padre, éste le dijo que no quería ver sus calzoncillos. Miguel se metió las manos en los bolsillos y se bajó aún más los pantalones.

Andy. El Sol cegaba sus ojos claros. Abrió su bolsa de deporte y sacó las gafas, demasiado grandes para su pequeña cara. Antes de ponérselas las usó como espejo para retocarse los labios. Le encantaba ese color cereza que había encontrado en el neceser de su amiga Paula. Caminaba al ritmo de la música que salía de los cascos cuando metió la zapatilla en un charco. En ese momento, recordó que no había pegado ojo en toda la noche por la tormenta, y sacó del bolsillo pequeño de la bolsa el antiojeras.

Quique. Se giró cuando oyó que le llamaban. Su cara cambió por completo cuando vio que era Virginia quien le llamaba. No esperó a que le alcanzara; se giró y sigió caminando como si no la hubiese visto. Podía ver perfectamente que era lo quería. Ella volvió a llamarle, más alto esta vez. Al ver que Quique no se giraba, echó a correr. Cuando se puso a su lado, le ofreció una cálida sonrisa de buenos días. Él se limitó a pedirle que se marchara y le recordó que no iba a vovler con ella.

11:00-11:32

Eneko. En cuanto vio a Miguel se acercó a él. No esperó a que abriera la boca; Directamente le pidió todos los detalles del domingo. Miguel se limitó a hacer un par de gestitos con la mano y con la boca sin dejar de mirar a la chica de la que estaban hablando. Cuando terminó, ambos explotaron en risas y bromas. Eneko abrió la boca para preguntarle algo a Miguel, pero la cerró al ver a Andy. Se acercó a ella y la besó.

Miguel. Estaba en clase de historia cuando se le ocurrió invitar a la del domingo a su casa. Sacó su cuaderno de la mochila y arrancó un trozo de hoja. Garabateó una invitación improvisada, enredó la notita en un bolígrafo y se la lanzó justo en el momento en que el profesor dejaba de escribir en la pizarra y se giraba. Cinco minutos más tarde subía las escalereas camino del despacho del director.

Andy. Se acercó bailoteando hasta el grupo. Rodeó a Eneko por la cintura y le dio un beso en su espalda, dejando dibujados en su camiseta blanca unos labios rojizos. Él se giró, le devolvió un beso en la frente y observó como se alejaba por la pista de baloncesto. Andy se acercó a su mejor amiga y le contó que el finde se había acostado con Miguel.

Quique. Antes de que le diese tiempo a apartarla, Virginia estaba en sus brazos sonriendo como si nada hubiera pasado, rogando una segunda oportunidad. Quique, que no era de piedra, acabó besándose con ella en la parte de atrás del colegio. Mientras volvían a clase agarrados de la mano, se preguntó si ella dejaría de insistir algún día.

21:03-21:42

Eneko. Salió de la ducha y fue a su cuarto a vestirse. Cogió una camisa del armario y se puso frente al espejo. Empezó a mover sus músculos, apretando los brazos, marcando los abdominales, sonriendo como un idiota. Decidió que era suficiente. Buscó su móvil y le mandó un sms a Andy, para recordarla que pasarían a buscarla en media hora.

Miguel. Bajaba las escaleras de tres en tres buscando un cigarro en su bolsillo. Antes de llegar a la puerta de la calle ya se había encendido uno y llevaba otro preparado en la oreja. Repasó su cresta con ambas manos y le lanzó un besito a una rubia que pasó por delante de él. Mientras esperaba a Eneko, su móvil vibró: Andy le había mandado un sms recordándole que cogiese condones.

Andy. Metió sus pequeños pies en unos tacones de diez centímetros. Sacó de su joyero unos aros gigantes plateados y una pulsera de bolas azules. Se miró al espejo por última vez, repasó la linea de sus labios con los dedos y se dirigió a la puerta. Antes de salir, sacó el móvil del bolsillo y borró el mensaje que le acababa de enviar a Miguel.

Quique. En cuanto escuchó la música que se escapaba por las ventanillas, supo que ya habían llegado. Caminó despacio hacia el coche. Esa noche habría preferido quedarse en casa. Su teléfono no había dejado de sonar en toda la tarde. Lo cierto es que ahora estaba mejor que nunca con Virginia. Le había invitado a ir con ellos pero estaba castigada.

4:27-

Eneko subió el volumen de la música y se giró para besar a Andy. Ella se estaba quedando dormida y cuando su novio quiso enrollarse con ella, le empujó hacia su asiento y apoyó la cabeza en el lateral del coche. Detrás, Miguel agarraba una botella de ron que se llevaba de vez en cuando a la boca, sin parar de reírse. Quique se esforzaba por no vomitar, aferrándose a la ventanilla por si tuviese que sacar la cabeza en la próxima curva.

La carretera bailaba bajo las ruedas del coche y el volumen de la música no les dejó oír al coche que venía de frente. Esa noche, las bolas de una pulsera rodaron por la carretera. Una botella de ron se derramó en el asfalto. Un móvil lleno de te quieros se deshizo en el suelo y una camisa desabrochada se tiñó de rojo.

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